Los arboles curativos en peligro de extinción
En muchas ocasiones los científicos han mirado a la Naturaleza en busca de remedios para la salud, pero la naturaleza puede estar desapareciendo antes de ser aprovechada: árboles y arbustos utilizados durante siglos por la medicina tradicional africana están muy en riesgo de extinción, han denunciado los científicos del Centro Mundial Agroforestal (ICRAF) y el Instituto de Investigación Médica de Kenia (KEMRI).
Los investigadores científicos culpan a la descontrolada deforestación que tiene lugar en la parte Este de África de una pérdida que podría ser muy provechosa para las grandes compañías farmacéuticas, para buscar tratamientos a una enfermedad que mata al año 800.000 personas en el mundo, la mayoría niños subsaharianos y afecta a 300 millones de personas.
Son datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), datos recojidos del Día Mundial de lucha contra esta enfermedad.
La investigación fue desarrollada en tres países (Tanzania, Kenia y Uganda), donde se encontraron con 180 herbalistas tradicionales y un centenar de pacientes de 100 comunidades. El centro ICRAF quería preservar ejemplos de las plantas antipalúdicas en su banco de genes, donde de 200 especies unas 30 tienen estas propiedades. "Realmente solo hemos arañado la superficie del valor potencial de estas plantas, la información de sus componentes nunca fue recogida por los investigadores", señala otro de los científicos, Geoffrey Rukinga, director del KEMRI.
Algunos ejemplos del pasado son significativos: la quinina (el tratamiento histórico más extendido contra la malaria) proviene de la corteza del árbol sudamericano Cinchona; y la artemisa es el arbusto asiático utilizado más recientemente por ser más efectivo, aunque en África no llega más que al 15% de los afectados. Además, el parásito ya se está haciendo resistente a esta droga, por lo que urge a encontrar otras alternativas.
"Algunas de las plantas que se están extinguiendo por culpa de la deforestación podrían se la próxima opción porque se han utilizado cientos de años para tratar los síntomas de esta enfermedad, como la fiebre, los vómitos o los dolores musculares", afirma Najma Dharani, consultor del ICRAF en Nairobi.
Una de las que están a punto de extinguirse es el 'Zanthoxylum chalybeum', un arbusto espinoso que crece en la sabana en el este africano. Las comunidades usan su corteza y sus raíces para bajar la fiebre y otras hacen infusiones con sus hojas.
Extractos contra la fiebre
Otra especie en peligro por la sobreexplotación de la madera son los olivos salvajes ('Olea europaea africana'): el extracto de sus componentes orgánicos es antipalúdico y también actúa como laxativo para expeler parásitos y la solitaria.
Pero más allá de extraer y testar los componentes de estos y otros árboles, los científicos también tratan de replicar la terapia de los curanderos, porque junto con la planta en sí misma, utilizan combinaciones de varios componentes que aumentan su efectividad. "Es un conocimiento que se están perdiendo las grandes compañías farmacéuticas»" aseguran.
Rukunga se queja, de que mientras por un lado se hacen grandes progresos científicos para acabar con el paludismo, como son las manipulaciones genéticas del mosquito que lo transmite o del parásito que provoca la infección, por otro lado "se pueden perder para siempre árboles que podrían ayudar a salvar cientos de miles de vidas"
Fuente de la noticia: elmundo.es
Olivo africano en peligro de extinción |
Los investigadores científicos culpan a la descontrolada deforestación que tiene lugar en la parte Este de África de una pérdida que podría ser muy provechosa para las grandes compañías farmacéuticas, para buscar tratamientos a una enfermedad que mata al año 800.000 personas en el mundo, la mayoría niños subsaharianos y afecta a 300 millones de personas.
Son datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), datos recojidos del Día Mundial de lucha contra esta enfermedad.
La investigación fue desarrollada en tres países (Tanzania, Kenia y Uganda), donde se encontraron con 180 herbalistas tradicionales y un centenar de pacientes de 100 comunidades. El centro ICRAF quería preservar ejemplos de las plantas antipalúdicas en su banco de genes, donde de 200 especies unas 30 tienen estas propiedades. "Realmente solo hemos arañado la superficie del valor potencial de estas plantas, la información de sus componentes nunca fue recogida por los investigadores", señala otro de los científicos, Geoffrey Rukinga, director del KEMRI.
Algunos ejemplos del pasado son significativos: la quinina (el tratamiento histórico más extendido contra la malaria) proviene de la corteza del árbol sudamericano Cinchona; y la artemisa es el arbusto asiático utilizado más recientemente por ser más efectivo, aunque en África no llega más que al 15% de los afectados. Además, el parásito ya se está haciendo resistente a esta droga, por lo que urge a encontrar otras alternativas.
"Algunas de las plantas que se están extinguiendo por culpa de la deforestación podrían se la próxima opción porque se han utilizado cientos de años para tratar los síntomas de esta enfermedad, como la fiebre, los vómitos o los dolores musculares", afirma Najma Dharani, consultor del ICRAF en Nairobi.
Una de las que están a punto de extinguirse es el 'Zanthoxylum chalybeum', un arbusto espinoso que crece en la sabana en el este africano. Las comunidades usan su corteza y sus raíces para bajar la fiebre y otras hacen infusiones con sus hojas.
Extractos contra la fiebre
Talha del Sáhara en peligro de extinción |
Otra especie en peligro por la sobreexplotación de la madera son los olivos salvajes ('Olea europaea africana'): el extracto de sus componentes orgánicos es antipalúdico y también actúa como laxativo para expeler parásitos y la solitaria.
Pero más allá de extraer y testar los componentes de estos y otros árboles, los científicos también tratan de replicar la terapia de los curanderos, porque junto con la planta en sí misma, utilizan combinaciones de varios componentes que aumentan su efectividad. "Es un conocimiento que se están perdiendo las grandes compañías farmacéuticas»" aseguran.
Rukunga se queja, de que mientras por un lado se hacen grandes progresos científicos para acabar con el paludismo, como son las manipulaciones genéticas del mosquito que lo transmite o del parásito que provoca la infección, por otro lado "se pueden perder para siempre árboles que podrían ayudar a salvar cientos de miles de vidas"
Fuente de la noticia: elmundo.es
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