domingo, 31 de octubre de 2010

Un insecto de hace 110 millones de años conservado en ámbar

sábado 30 de octubre de 2010

Iberofoveopsis miguelesi. FUNDOPOLIS
Un pequeño insecto que vivió hace 110 millones de años y que se encuentra perfectamente conservado ha sido descubierto en una pieza de ámbar por investigadores de la Fundación Dinópolis en el yacimiento San Just, de la localidad de Utrillas (Teruel).

El paleontólogo Enrique Peñalver, uno de los científicos del equipo, ha declarado a Efe que insectos de este tipo sólo se han localizado en yacimientos de Estados Unidos y es el primer que se descubre en Europa.

El insecto, de la era geológica del Cretácico, coetáneo de los dinosaurios, ha sido encontrado en el interior de una pieza de ámbar que permite ver todas sus características morfológicas desde distintos puntos de vista.

Se trata de un ejemplar de hembra adulto y que conserva un largo y grueso ovopositor con el que pondría sus huevos dentro de los tejidos de las plantas en las que vivía, unas coníferas cuyos fluidos utilizaba de alimento.

El número y distribución de las perforaciones u hoyuelos que presenta en cabeza y tórax son únicas, y los investigadores piensan que eran órganos sensitivos para detectar la humedad, ya que estos insectos vivían en zonas de mucha humedad y de clima subtropical.

Peñalver ha señalado a Efe que la zona donde se ha producido el descubrimiento del insecto estaba hace más de cien millones de años situada junto a un brazo de mar.

Los descubridores han bautizado el ejemplar con el nombre de "Iberofoveopsis Miguelesi" o "El opsis perforado ibérico de Migueles", en recuerdo al investigador recientemente fallecido Miguel Ángel González Míguez, y en agradecimiento a sus aportaciones para la publicación de un estudio sobre este insecto.

El paleontólogo ha explicado que esta especie de insecto se extinguió en el mismo periodo del Cretácico, por lo que su localización es extremadamente insólita.

El insecto ha quedado atrapado en la resina segregada por la planta de la que se alimentaba y ahí ha estado conservado durante más de cien millones de años, hasta que su envoltura resinosa se transformó en ámbar.

Para extraer esta pieza del bloque de ámbar hallado en el yacimiento, los investigadores se sirvieron de una resina especialmente desarrollada por la Nasa, que ha permitido la conservación del ejemplar.

Con este descubrimiento, el yacimiento de Sain Just se ha convertido, según Peñalver, en uno de los más relevantes de Europa, con importantes hallazgos en ámbar de fósiles de más de cien millones de años.

Entre otros, ya dados a conocer a la comunidad científica, ha citado una tela de araña con sus presas, la termita "aragonitermes teruelensis" o las avispas "cretevania montoyai".

La pieza, como el resto de las halladas en el yacimiento, se encuentra depositada en el Museo Fundación Conjunto Paleontológico de Teruel, responsable de la conservación y preservación de los fósiles.

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