martes, 23 de noviembre de 2010

La disminución de los glaciares no se debe totalmente a los humanos


Glaciar Gran Aletsch 1890-2005Las oscilaciones climáticas naturales desempeñan un papel principal en la erosión del hielo alpino.
El Gran Glaciar Aletsch está enfermo. A lo largo del siglo XX, el mayor glaciar alpino en Valais, Suiza, disminuyó en más de dos kilómetros, y los 1500 glaciares menores de Suiza no sufrieron una mejor suerte.

¿Todo este se debe al calentamiento global provocado por los humanos? No, de acuerdo a un estudio reciente, el cual encuentra que aproximadamente la mitad de la pérdida de los glaciares de los Alpes Suizos se debe a la variabilidad climática natural1 — un resultado que probablemente sea igualmente cierto para los glaciares de todo el mundo.
“Esto no cuestiona la realidad, y la seriedad, del cambio climático provocado por los humanos de ningún modo”, dice Matthias Huss, glaciólogo de la Universidad de Friburgo en Suiza, quien lideró el estudio. “Pero lo que vemos es que el actual retroceso glaciar podría igualmente deberse a las variaciones climáticas naturales que al calentamiento por efecto invernadero antropogénico”.
“Ésta es la primera atribución detallada de fuerzas climáticas conocidas sobre el comportamiento de los glaciares”, dice Georg Kaser, glaciólogo de la Universidad de Innsbruck en Austria, que no estuvo implicado en el estudio. “Dada la importancia de los glaciares para el suministro de agua local, esta información es esencial”.
Los investigadores han sospechado desde hace tiempo que los glaciares responden sensiblemente a las oscilaciones climáticas naturales tales como las provocadas por la rítmica subida y bajada de las temperaturas superficiales del Atlántico Norte en hasta 1 °C cada 60 años. Esta oscilación multidécada atlántica (AMO), dirigida por cambios en la circulación oceánica, se cree que afecta a fenómenos que incluyen huracanes atlánticos y lluvias en Europa.
En la mayoría de lugares, los registros históricos del retroceso de glaciares y clima local son demasiado escasos para que los investigadores separen el efecto de este ciclo natural del calentamiento humano. En los relativamente bien monitorizados Alpes Suizos, no obstante, Huss y su equipo lograron recopilar unas 10 000 observaciones in situ que se han realizado a lo largo de los últimos 100 años, y llevaron a cabo modelos tridimensionales por ordenador de 30 glaciares. Comparando una serie de tiempos de fusión diaria, acumulación de nieve y lecturas de volumen de hielo y nieve de los glaciales con un índice ampliamente usado del AMO, evaluaron el impacto de la variabilidad climática natural. Aunque el equilibrio de masas de los glaciares individuales varió, la tendencia global general seguía el pulso del AMO.
Desde 1910, los 30 glaciares han perdido un total de 13 kilómetros cúbicos de hielo — aproximadamente el 50% de su volumen anterior. Breves periodos de ganancia de masa durante las fases AMO frías de las décadas de 1910 y finales de 1970 fueron sobrepasadas por rápidas pérdidas de masa durante las fases calientes de las décadas de 1940 y desde 1980, cuando aumentaron las temperaturas y se produjo más precipitación en forma de lluvia que de nieve. Los científicos creen que estos cambios se deben a los efectos combinados de los ciclos naturales y el calentamiento global antropogénico, el cual ahora parece tener un papel mayor que en los inicios del siglo XX.
Mezcla sutil
La variabilidad climática natural es probable que haya dirigido la disminución de los glaciares durante el siglo XX y en otras partes del mundo, dice Kaser. Por ejemplo, su propia investigación sobre los glaciares del Monte Kilimanjaro en Tanzania sugieren una drástica recesión principalmente debida a las fluctuaciones multidécadas en la mezcla del aire2.
“La idea ampliamente extendida de que la recesión de los glaciares el consecuencia únicamente de un incremento en la temperatura del aire, es muy simplista”, señala. “Los glaciólogos han sabido desde hace más de 50 años que los glaciares son sensibles a una variedad de variables en el clima, no todas atribuibles al calentamiento global”.
Kas dudas sobre el efecto del calentamiento global en los glaciares llegaron a los titulares a principios de año, tras encontrarse un error en el último informe de evaluación del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC), con sede en Ginebra, Suiza, que afirmaba incorrectamente que la mayor parte de los glaciares del Himalaya podrían desaparecer para el años 20353. El furor resultante dejó la credibilidad del IPCC bajo sospecha, y ha disparado una revisión independiente por parte del Consejo InterAcademias en Amsterdam, el cual represente a 15 Academas de las Ciencias nacionales.
Pero los científicos no esperan que los últimos hallazgos en los glaciares suizos reaviven la controversia. “Sin estudios como este, la ciencia climática tendría en realidad menos credibilidad de la que tiene”, dice Martin Beniston, modelador climático regional de la Universidad de Ginebra en Suiza, que no estuvo implicado en el estudio. “Los problemas relacionados con el calentamiento global están provocados por una sutil mezcla de actividad humana y cambios naturales, y estos nuevos hallazgos son una rara oportunidad de ilustrar esta complejidad de un modo exhaustivo. Es una cuestión de honestidad científica admitir que no todos los efectos del cambio climático se debe solamente al resultado de un incremento de los gases invernadero”.
Beniston añade que reconocer el papel de las modificaciones climáticas naturales no disminuye el problema. “Incluso si los gases invernadero contribuyen sólo en un 50% a esta retirada de los glaciares, sería de todo menos insignificante”. Aunque los glaciares del Himalaya puede que no sean tan vulnerables como sugirió originalmente el informe del IPCC, los Alpes Europeos, donde la mayor parte de los glaciares ya están en declive, podrían perder hasta el 90% de sus glaciares para final de siglo, dice Kaser.
Los autores del último estudio, sugieren cautelosamente que un desplazamiento de fase en la AMO podría dar un indulto al Gran Aletsch y otros glaciares alpinos en las próximas décadas, pero Beniston tiene dudas “Puede que veamos un freno temporal, pero temo que a largo plazo el aún bastante modesto efecto invernadero superará a cualquier alivio atlántico”.

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