- Un tercio de la ciudad tendrá que ser demolida para evitar derrumbes
- Ya han resctado 145 cuerpos y la cifra de desaparecidos supera los 200
- La UE activa su mecanismo de protección civil para asistir a Nueva Zelanda
Imagen del edificio de la Canterbury Television (CTV) destruido: bajo sus escombros, los servicios de rescate creen que hay 100 personas que dan por muertas.
La cifra de muertos en Nueva Zelanda se elevan a 145 los muertos por el terremotoNueva Zelanda ha elevado este sábado a 145 los muertos por el terremoto del martes en Christchurch, con apenas esperanza de hallar supervivientes bajo los escombros en la ciudad, un tercio de la cual tendrá que ser demolida para evitar derrumbes.El jefe de la Policía en el condado de Canterbury, Dave Cliff, señaló que hasta el momento han recuperado esa cifra de cadáveres y no esperan encontrar más en las próximas horas, mientras la cifra de desaparecidos supera los 200.
Las autoridades esperan que el número de víctimas mortales suba con cuentagotas, puesto que las víctimas están enterradas bajo montañas de piedras, cristales rotos, metal retorcido y vigas partidas en dos por el seísmo de 6,3 grados de magnitud en la escala Richter.
Varias réplicas derrumbaron esta mañana la fachada de decenas de edificios, y los equipos de rescate confundieron los gritos de un posible superviviente bajo las ruinas con el maullido de un gato, según el jefe de los socorristas, Russell Gibson.
Sin señales de vida
Los equipos de rescate no han detectado ninguna señal de vida entre los escombros desde el miércoles, 24 horas después de producirse el temblor.Hasta 120 personas podrían estar sepultadas dentro de la sede de la televisión local CTV, entre ellos 60 estudiantes y profesores de la escuela de idiomas King's Education de hasta 20 nacionalidades distintas.
Otra veintena de víctimas están enterrados bajo lo que queda de la catedral, que data del siglo XIX y cuyo campanario se hundió en pocos minutos al temblar la tierra.
El primer ministro neozelandés, John Key, visitó la "zona cero" en Christchurch y tras un emotivo encuentro con las familias de los damnificados, anunció que todo el país guardará dos minutos de silencio en su memoria cuando se cumpla una semana del temblor.
"Sin duda es la mayor tragedia de nuestra historia", dijo Key, quien teme que el número final de fallecidos sea mayor que las 256 personas que perdieron la vida en otro terremoto ocurrido en la ciudad de Napier en 1931.
Lenta recuperación
El suministro eléctrico se ha restablecido en casi todos los distritos, pero la mayoría de residentes continúa sin agua potable y se sustentan con la ayuda de los servicios de emergencia.Unos 800 retretes portátiles han sido repartidos por los barrios con las cañerías destrozadas para evitar la propagación de enfermedades, mientras los expertos creen que habrá que tirar abajo gran parte del área metropolitana para evitar más derrumbes.
"De acuerdo con los datos que hemos recogido en los dos últimos días, es casi seguro que será necesario demoler un tercio de los edificios", aseguró Jason Ingham, ingeniero civil de la Universidad de Auckland.
La destrucción provocada por el seísmo pone en peligro la celebración del Mundial de Rugby, que arranca en septiembre y tenía previsto que se disputasen varios partidos en Christchurch, la segunda mayor ciudad de Nueva Zelanda.
La ayuda de la Unión Europea
La Unión Europea ha activado su mecanismo de protección civil para asistir a Nueva Zelanda tras el terremoto del pasado 22 de febrero, informó anoche la Comisión Europea (CE).El Centro de Control e Información (MIC) de la CE ha enviado una notificación a los 31 países que participan en el mecanismo para dar a conocer las necesidades que han comunicado las autoridades neozelandesas.
La principal tarea del MIC será coordinar la asistencia que ofrezcan los países.
"La UE está preparada para ayudar a Nueva Zelanda a hacer frente a las consecuencias de este importante desastre", afirmó en un comunicado la comisaria europea encargada de Gestión de Crisis, Kristalina Georgieva, quien aseguró que la ayuda será entregada los más rápido posible y de la forma más eficiente que se pueda.
Nueva Zelanda ha solicitado asistencia en tres áreas: mejora de las condiciones de salubridad, alojamientos temporales y demolición, según explica Bruselas
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