En una zona aislada de islas en el Anillo de Fuego del Pacífico, los lugareños han aguantado volcanes, tsunamis, densas nieblas, escarpados acantilados y inviernos largos y fríos.Hoy ya es un apoteósico desafío para la población de la actualidad aguantar esta acción hostil de las fuerzas de la naturaleza, más debió de ser para los pobladores hace miles de años.
Un equipo del antropólogos de la Universidad de Washington quiere identificar los límites de la adaptación, o cuánto resistentes son las personas a la hora de afrontar el desafío de vivir en un lugar de naturaleza hostil. Y las Islas Kuriles, un archipiélago de 1.304 kilómetros que se expande desde Japón a Rusia, permiten hacer una buena medición de la capacidad humana para colonizar un lugar hostil y aguantar en él.
Las islas,que han sido creadas por la colisión de placas tectónicas, están practicamente abandonadas hoy día, pero los antropólogos han afirmado que en ellas han vivido miles de personas desde como mínimo el año 6000 a.C., a pesar de los desastres naturales.
Ahí científicos que están estudiando las islas de la parte central de las Kuriles, desde la isla de Urup en el sur hasta la de Onekotan en el norte, aproximadamente el 75 por ciento de la cadena de islas. En tres expediciones, han hallado diversos restos de objetos que dan ha entender el estilo de vida de los isleños antiguos, principalmente basado en la pesca y la agricultura.
Los científicos creen que los asentamientos humanos aparecieron en tres oleadas diferentes, la primera en el 6000 a.C., y la más reciente en el 1200 de nuestra era.
Parece ser que después de erupciones volcánicas y tsunamis, la población abandono los asentamientos, pero finalmente regresaba. El equipo de investigación ha llegado a la conclusión de que la movilidad, las redes sociales y el conocimiento del entorno local ayudaron a sobrevivir a las poblaciones indígenas.
Tener familia y amigos en otras islas del archipiélago implicaba que, cuando sucedía algún desastre natural a escala local, los indígenas podían ir ha vivir temporalmente con los parientes en las islas cercanas.
Un equipo del antropólogos de la Universidad de Washington quiere identificar los límites de la adaptación, o cuánto resistentes son las personas a la hora de afrontar el desafío de vivir en un lugar de naturaleza hostil. Y las Islas Kuriles, un archipiélago de 1.304 kilómetros que se expande desde Japón a Rusia, permiten hacer una buena medición de la capacidad humana para colonizar un lugar hostil y aguantar en él.
Las islas,que han sido creadas por la colisión de placas tectónicas, están practicamente abandonadas hoy día, pero los antropólogos han afirmado que en ellas han vivido miles de personas desde como mínimo el año 6000 a.C., a pesar de los desastres naturales.
Ahí científicos que están estudiando las islas de la parte central de las Kuriles, desde la isla de Urup en el sur hasta la de Onekotan en el norte, aproximadamente el 75 por ciento de la cadena de islas. En tres expediciones, han hallado diversos restos de objetos que dan ha entender el estilo de vida de los isleños antiguos, principalmente basado en la pesca y la agricultura.
Los científicos creen que los asentamientos humanos aparecieron en tres oleadas diferentes, la primera en el 6000 a.C., y la más reciente en el 1200 de nuestra era.
Parece ser que después de erupciones volcánicas y tsunamis, la población abandono los asentamientos, pero finalmente regresaba. El equipo de investigación ha llegado a la conclusión de que la movilidad, las redes sociales y el conocimiento del entorno local ayudaron a sobrevivir a las poblaciones indígenas.
Tener familia y amigos en otras islas del archipiélago implicaba que, cuando sucedía algún desastre natural a escala local, los indígenas podían ir ha vivir temporalmente con los parientes en las islas cercanas.
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