La zona de la sierra de Atapuerca se extiende a lo largo del valle del río Arlanzón y está muy cerca de Burgos. Enlaza el valle del Duero con la cuenca del Ebro, y hace de ella un lugar estratégico, lugar de encuentro entre distintas poblaciones y especies en la historia.
Durante un millón de años grupos humanos y especies animales se establecieron en las cuevas que se formaron por la erosión del río contra la roca provocando grandes cuevas.
Después de el hallazgo de los yacimientos de la Gran Dolina y la Sima de los Huesos, la península Ibérica se ha convertido en un importante foco de información paleontológica y antropológica,sobre los primeros pobladores y la evolución del hombre.
El trabajo de investigación de (Cenieh) "Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana" ha identificado las geometrías del subsuelo en el yacimiento de Atapuerca (Burgos). Por medios de prospección geofísica, los científicos han reconocido con más profundidad las áreas no excavadas de este lugar. La investigación ha determinado siete nuevas entradas potenciales de exploración, lo que abre la posibilidad a futuras intervenciones y a la planificación de estas.La investigación,la direje el geólogo Alfredo Pérez González, "pretende dar un contexto geológico y morfológico a los yacimientos para conocer el paisaje que se encontraron los homínidos que poblaron este entorno", explica Ana Isabel Ortega, investigadora del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (Cenieh) y coautora del estudio que publica la revista Archaeological Prospection.
Desde hace dos décadas, el equipo que dirige Pérez González ha estudiado la evolución de Atapuerca desde el Mioceno - hace 23 millones de años- y se ha centrado en el Pleistoceno (época geológica que ocupa el tiempo desde hace 2'59 millones de años a hace 12.000).
Los científicos han estudiado la evolución de la red fluvial y el efecto de erosión que ha producido en el paisaje, y han determinado "que los agentes que más cambios han producido en estas estribaciones de la sierra de Atapuerca han sido los ríos Arlanzón, Vena y Pico".
La investigadora Ana Isabel Ortega ha estudiado concretamente la formación de cavidades, espacios que luego fueron ocupados por homínidos. "Estos 'usaban las zonas de entrada de las cuevas' para refugiarse. La formación de cavidades en esta zona está relacionada directamente con la formación de la cuenca del Arlanzón", afirman los expertos del Cenieh.
La formación de las cuevas interiores se produjo antes de la ocupación de los homínidos". Se sabe que existen restos humanos en la Sima del Elefante de hasta 1'22 millones de años.
Con la tomografía eléctrica de resistividad (TER), se pudieron identificar las geometrías endokársticas en los yacimientos de la Sierra de Atapuerca. La tomografía "permite el reconocimiento de una zona de una manera similar a la que actúa un TAC", explica la experta. Así, se pudieron describir huecos que formaron las antiguas cuevas.
Con esta nueva técnica, "menos invasiva y más barata" que otras empleadas para la exploración del subsuelo, ha permitido conocer conductos internos, nuevas cavidades en la Dolina o posibles entradas de cuevas.
Los científicos, que ha validado la técnica de trabajo con el TER en este tipo de yacimientos al publicarlo en la prestigiosa Archaeological Prospection, pretende ahora recrear de forma tridimensional los espacios encontrados en el subsuelo para determinar las zonas más interesantes que pueden encontrarse todavía bajo la sierra.
La investigación se ha realizado en el marco del programa de Geoarqueología del Cenieh, con investigadores del Grupo Espeleológico Edelweiss y del Área de Ingeniería del Terreno de la Escuela Politécnica Superior de la Universidad de Burgos.
(Fuente: DiCYT)
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