No sera un viaje al centro de la Tierra, pero parece ser lo más parecido hasta el momento.
Unos científicos piensan perforar los kilómetros que hay de distancia hasta la corteza de la Tierra para conseguir llegar al profundo y cálido manto de ésta y así poder recoger muestras por primera vez. Las muestras, afirman los investigadores, serian parecidas a las rocas lunares en lo que respecta al mero interés científico, y serían casi tan difíciles de conseguir como éstas.
"Hace mucho tiempo que esta siendo una de las ambiciones de los científicos que estudiamos la Tierra”, explicó Damon Teaglea geólogo al National Geographic News.
El problema, era la falta de tecnología apropiada y los pocos conocimientos que se tienen sobre la corteza han aplazado dicha ambición bastante tiempo.
En estos momentos, un mejor conocimiento de la corteza terrestre, y los avances (como ejemplo, un barco de perforación japonés que esta equipado con diez kilómetros de tubos de perforación) han puesto esta meta al alcance, según un comentario escrito por Teagle, geólogo de la Universidad de Southampton (Reino Unido), en la revista Naturaleza.
Según el artículo, la perforación del manto sería “muy cara” y exigiría nuevos diseños de brocas y lubricantes, entre otras cosas.
Pero si todo sale como se ha previsto, la perforación hasta el manto podría comenzar hacia el año 2020, afirmó Teagle. Precisamente, el mes que viene, el equipo comenzará unas misiones de exploración en el océano Pacífico, zona en que los equipos de investigación “perforarán más profundamente la corteza oceánica de lo que lo habían nunca”, explica el artículo.
El manto de la tierra esconde muchas claves para entender los terremotos y el origen de la Tierra.
Desde el núcleo fundido y la corteza delgada y dura de la Tierra, se encuentra el manto, de unos 3200 kilómetros de espesor, cálculos aproximados, el manto contiene la mayor parte de las rocas de la Tierra. Sin embargo, no sabemos mucho de ellas, ya que sólo tenemos algunos pedazos que han salido a la superficie a través de volcanes o que han sido depositadas en cordilleras montañosas antiquísimas.
De todas maneras, los científicos afirman que estas muestras del manto ya no son pruebas de las condiciones y la estructura de éste, ya que han sido alteradas en el largo proceso de salir a la superficie, por lo que tan sólo ofrecen un vistazo a lo que tenemos por debajo de nosotros.
Esta perforación no sólo mostraría a los científicos cómo es el manto, también revelaría la naturaleza de la capa de Moho, una enigmática capa de transición que se encuentra en la base de la corteza.
"Sabemos lo que les pasa a las ondas sísmicas cuando cruzan la capa de Moho, pero no sabemos lo que es exactamente”, dijo Teagle.
Los científicos tendrán la oportunidad de buscar señales de vida en las rocas de la corteza que están a más profundidad.
"Dondequiera que miramos, hasta los 120 ºC, hemos visto pruebas de actividad microbiana”, explicó Teagle. “Por supuesto, las examinaremos de camino hacia el manto”.
Eso sí, el gran premio que buscamos es el mismísimo manto.
Si consiguiéramos una sola muestra, afirmó, nos daría mucha información sobre los orígenes y la historia de la nuestra Tierra.
Las muestras de las rocas del manto proporcionarían también una mayor comprensión sobre los procesos que tienen lugar en el manto, algo muy importante si se queremos entender el movimiento de las placas tectónicas que es el origen de muchos tsunamis, terremotos, y erupciones, añadió Teagle.
Un Océano profundo, corteza fina
Es el mejor lugar para perforar, explicó Teagle, es en medio del océano, porque es ahí donde la corteza terrestre es más delgada (unos seis kilómetros de espesor, frente a las decenas de kilómetros que hay en los continentes).
Sin embargo, estas zonas que se han elegido del océano son, por supuesto, demasiado profundas (unos 4 kilómetros). La profundidad es casi el doble de lo que pueden alcanzar los métodos de perforación submarinos de hoy en día, indicó Teagle. Hasta ahora, las perforadoras sólo han conseguido introducirse unos 2 kilómetros dentro de la corteza oceánica.
El fondo del mar esta frio, las perforadoras deberían ser capaces de alcanzar zonas en que las temperaturas llegarían a los 300 ºC y la presión subiría hasta las 2000 atmósferas (equivalente a más de 21 millones de kilogramos por metro cuadrado).
"Hay perforaciones que han llegado aún a más profundidad” expuso Teagle, “pero han sido excavadas en la tierra o en sedimentos relativamente blandos”.
No hay riesgo de reventones, como en el vertido de petróleo del Golfo, porque no hay depósitos de petróleo o gas en que la perforadora pueda entrar en medio del océano.
Tampoco hay posibilidad que surjan rocas del agujero de repente, dado que el canal sería estrecho y las rocas del manto no están fundidas.
"Sí existe el riesgo de que haya derrumbamientos al hacer el agujero”, dijo, “pero no se preven riesgos para el medio ambiente de ninguna manera".
Unos científicos piensan perforar los kilómetros que hay de distancia hasta la corteza de la Tierra para conseguir llegar al profundo y cálido manto de ésta y así poder recoger muestras por primera vez. Las muestras, afirman los investigadores, serian parecidas a las rocas lunares en lo que respecta al mero interés científico, y serían casi tan difíciles de conseguir como éstas.
Un barco perforador actual. |
El problema, era la falta de tecnología apropiada y los pocos conocimientos que se tienen sobre la corteza han aplazado dicha ambición bastante tiempo.
En estos momentos, un mejor conocimiento de la corteza terrestre, y los avances (como ejemplo, un barco de perforación japonés que esta equipado con diez kilómetros de tubos de perforación) han puesto esta meta al alcance, según un comentario escrito por Teagle, geólogo de la Universidad de Southampton (Reino Unido), en la revista Naturaleza.
Según el artículo, la perforación del manto sería “muy cara” y exigiría nuevos diseños de brocas y lubricantes, entre otras cosas.
Pero si todo sale como se ha previsto, la perforación hasta el manto podría comenzar hacia el año 2020, afirmó Teagle. Precisamente, el mes que viene, el equipo comenzará unas misiones de exploración en el océano Pacífico, zona en que los equipos de investigación “perforarán más profundamente la corteza oceánica de lo que lo habían nunca”, explica el artículo.
El manto de la tierra esconde muchas claves para entender los terremotos y el origen de la Tierra.
Desde el núcleo fundido y la corteza delgada y dura de la Tierra, se encuentra el manto, de unos 3200 kilómetros de espesor, cálculos aproximados, el manto contiene la mayor parte de las rocas de la Tierra. Sin embargo, no sabemos mucho de ellas, ya que sólo tenemos algunos pedazos que han salido a la superficie a través de volcanes o que han sido depositadas en cordilleras montañosas antiquísimas.
De todas maneras, los científicos afirman que estas muestras del manto ya no son pruebas de las condiciones y la estructura de éste, ya que han sido alteradas en el largo proceso de salir a la superficie, por lo que tan sólo ofrecen un vistazo a lo que tenemos por debajo de nosotros.
Esta perforación no sólo mostraría a los científicos cómo es el manto, también revelaría la naturaleza de la capa de Moho, una enigmática capa de transición que se encuentra en la base de la corteza.
"Sabemos lo que les pasa a las ondas sísmicas cuando cruzan la capa de Moho, pero no sabemos lo que es exactamente”, dijo Teagle.
Los científicos tendrán la oportunidad de buscar señales de vida en las rocas de la corteza que están a más profundidad.
"Dondequiera que miramos, hasta los 120 ºC, hemos visto pruebas de actividad microbiana”, explicó Teagle. “Por supuesto, las examinaremos de camino hacia el manto”.
Eso sí, el gran premio que buscamos es el mismísimo manto.
Si consiguiéramos una sola muestra, afirmó, nos daría mucha información sobre los orígenes y la historia de la nuestra Tierra.
Las muestras de las rocas del manto proporcionarían también una mayor comprensión sobre los procesos que tienen lugar en el manto, algo muy importante si se queremos entender el movimiento de las placas tectónicas que es el origen de muchos tsunamis, terremotos, y erupciones, añadió Teagle.
Un Océano profundo, corteza fina
Es el mejor lugar para perforar, explicó Teagle, es en medio del océano, porque es ahí donde la corteza terrestre es más delgada (unos seis kilómetros de espesor, frente a las decenas de kilómetros que hay en los continentes).
Sin embargo, estas zonas que se han elegido del océano son, por supuesto, demasiado profundas (unos 4 kilómetros). La profundidad es casi el doble de lo que pueden alcanzar los métodos de perforación submarinos de hoy en día, indicó Teagle. Hasta ahora, las perforadoras sólo han conseguido introducirse unos 2 kilómetros dentro de la corteza oceánica.
El fondo del mar esta frio, las perforadoras deberían ser capaces de alcanzar zonas en que las temperaturas llegarían a los 300 ºC y la presión subiría hasta las 2000 atmósferas (equivalente a más de 21 millones de kilogramos por metro cuadrado).
"Hay perforaciones que han llegado aún a más profundidad” expuso Teagle, “pero han sido excavadas en la tierra o en sedimentos relativamente blandos”.
Peridotita roca del manto |
Tampoco hay posibilidad que surjan rocas del agujero de repente, dado que el canal sería estrecho y las rocas del manto no están fundidas.
"Sí existe el riesgo de que haya derrumbamientos al hacer el agujero”, dijo, “pero no se preven riesgos para el medio ambiente de ninguna manera".
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