domingo, 15 de mayo de 2011

La luna Ío de Júpiter tiene un océano de lava recién descubierto

La nave espacial de la NASA Galileo, que comenzó a orbitar alrededor del gigante Júpiter en el año 1995, ha hecho un nuevo descubierto un océano de lava líquida, o parcialmente líquida, debajo de la superficie de una de las lunas de Júpiter llamado Ío, según a publicado la revista Science.

Esta capa de lava oceánica sería de como mínimo 50 kilómetros de espesor, un 10% más del volumen del manto de la Luna. La temperatura de la lava oceánica supera los 1.200 grados centígrados.

Esta investigación la dirigió unos científicos de las Universidades UCLA, UC Santa Cruz y Michigan - Ann Arbor. Es la primera evidencia que hace confirma la existencia de una capa de lava en Ío, la luna volcánica de Júpiter.


Que se sepa solo dos cuerpos del Sistema Solar, tiene actividad volcánica con erupciones magmáticas: uno es la Tierra, el otro es Io, una de las cuatro lunas de Júpiter descubiertas por Galileo Galilei. La luna Io, de tamaño ligeramente mayor a nuestra luna, tiene unos 400 volcanes activos y se produce allí en un año cien veces más magma que en todos los terrestres.

La explicación de la actividad volcánica de ese satélite de Júpiter ha sido un reto desde que en 1979 la nave espacial Voyager-1 lo descubrió, ahora gracias a la revisión de los datos obtenidos por otra misión de la NASA, la Galileo, los científicos afirman tener las pruebas que corroboran la mejor teoría: en el interior de Io, bajo la corteza fría, hay un océano de magma fundido, al menos en parte.

Posible composicion interna de Io Luna de Júpiter

La gran energía de la actividad volcánica es provocada por los movimientos de la luna, ocasionados por la gravedad de Júpiter mientras que Ío órbita el mayor planeta del sistema solar.

Lo que llevo a estos investigadores a una revisión de los datos de la Galileo años después de concluir la misión fueron las propiedades de unas rocas llamadas ultramáficas, capaces de transportar corriente eléctrica cuando están fundidas. Son rocas de origen ígneo, es decir, que se forman al enfriarse el magma, explican los expertos.

Los investigadores científicos tuvieron la idea de comprobar si los extraños registros del magnetómetro de la Galileo responderían al flujo de corriente eléctrica en una capa de rocas de este tipo fundidas o parcialmente fundidas en el interior de Io. Y dieron en el clavo: los análisis muestran que deberían ser rocas compuestas por silicatos, hierro y magnesio en su mayor porcentaje.

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