viernes, 19 de noviembre de 2010

Las claves del Pleistoceno en el subsuelo del Mar Muerto

Mar Muerto
Científicos de varios países comienzan este martes a explorar el subsuelo del lugar más bajo del planeta, el Mar Muerto, en un proyecto para investigar las condiciones climáticas en la Tierra hace medio millón de años.

El patrocinador de la prospección es el consorcio 'International Continental Scientific Drilling Program' (Programa Internacional de Perforación Científica Continental), que lleva a cabo perforaciones de este tipo por todo el planeta para documentar su pasado climático, geológico y biológico. Otros países involucrados son Alemania, Suiza, Noruega, Japón y Estados Unidos.

El objetivo es extraer una muestra cilíndrica del subsuelo de esa cuenca salada, cuyo nivel de agua está a más de 400 metros bajo el de los océanos, para llegar a unos estratos geológicos que atestigüen cómo era el clima en Oriente Medio en el Pleistoceno.

La perforación se realizará a unos 500 metros de la orilla, cerca de la frontera entre Israel y Jordania, países que, junto con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), participan en la iniciativa, según informa el diario israelí Haaretz.

Con la muestra de sedimentos los científicos podrán conocer, con una exactitud de años, el clima y los movimiento sísmicos que hubo en la región.

La precisión de este tipo de sondeos brinda la posibilidad de conocer también si hubo tormentas de polvo, inundaciones y períodos de sequía, el impacto de los ciclos solares, y la influencia de todos estos fenómenos en las migraciones del Homo Sapiens por la región.

"Debido a que el Mar Muerto es tan bajo, tiene una inmensa cuenca de drenaje (...) que va desde los Altos del Golán hasta el desierto del Sinaí, de forma que todas las lluvias en la región afectan (a su subsuelo)", explicó el científico israelí Zvi Ben-Avraham.

Según Ben Avraham, el proyecto podría aportar pruebas de eventos mencionados en la Biblia. La perforadora, que se encontraba en Turquía en otra prospección, fue colocada ayer a unos siete kilómetros de la reserva natural de Ein Gedi.

Las muestras extraídas permanecerán en Ein Gedi por un breve período y de ahí serán enviadas a un laboratorio especializado en la Universidad alemana de Bremen, para ser conservadas a una temperatura de 4 grados y ser analizadas por científicos de todo el grupo.

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