miércoles, 1 de junio de 2011

Las bacterias siberianas que consumen y crean monóxido de carbono

Existen bacterias exóticas que no dependen del oxígeno tal vez desempeñaron un importante papel en los primeros procesos que condujeron a la composición de la atmósfera terrestre en la antigüedad, según una nueva teoría.


Los científicos del equipo de Albert Colman de la Universidad de Chicago están poniendo a prueba la nueva teoría en las aguas termales muy calientes de un cráter volcánico en la península de Kamchatka, Siberia.


El mas importante hallazgo que Colman y sus colegas han realizado recientemente en dicho cráter es que gran cantidad de bacterias del lugar producen y consumen monóxido de carbono, un descubrimiento que trastoca algunas ideas previas y que deberá tenerse en cuenta en todo intento de reconstruir la formación de la atmósfera temprana del planeta Tierra.

Los científicos del equipo descubrieron una amplia gama de estas bacterias. Y también que, paradójicamente, gran parte del monóxido de carbono en ese punto de Kamchatka no es liberado al ambiente por gases volcánicos, mas bien por la comunidad microbiana de los manantiales de aguas termales.

La atmósfera primitiva de la Tierra apenas contenía oxígeno, pero si cantidades relativamente grandes de dióxido de carbono y es posible que metano, según los expertos. De esta manera, en el proceso que se conoce como la Gran Oxidación, una etapa que se desarrolló hace aproximadamente entre unos 2.300 y 2.500 millones de años, los niveles de oxígeno en la atmósfera registraron un pequeño aumento pero debió de ser decisivo, que fue seguido de un crecimiento más importante de ese gas en la atmósfera.

La importante transición permitió una amplia diversificación y proliferación de estrategias metabólicas en seres vivos, y limpio el camino para un posterior y más notable incremento en los niveles de oxígeno, haciéndolos lo bastante altos como para sustentar la vida animal.



Los procesamientos del monóxido de carbono por la población microbiana descubierta, nos da que pensar, que un sistema como éste quizá pudo influir en la química atmosférica y el clima durante la época Arcaica, la era de la historia de la Tierra que precedió a la Gran Oxidación.

Dicha fisiología, basada en el monóxido de carbono, que poseen los microorganismos estudiados en Siberia, resulta en la producción microbiana de hidrógeno, un ingrediente de determinados combustibles alternativos. El equipo de Albert Colman también ha investigado esos microbios con miras a posibles aplicaciones biotecnológicas de los mismos, incluyendo la extracción del monóxido de carbono de ciertos gases residuales industriales y la producción de hidrógeno en grandes cantidades.

Lo que se ha descubierto en este estudio también nos indica el interés para la astrobiología, la ciencia que se ocupa de las posibilidades de vida en otros mundos. Se puede decir, que los resultados de la investigación muestran otra vía de supervivencia y proliferación de microorganismos en ambientes extremos fuera de la Tierra, en particular el subsuelo de Marte y el de la luna Europa de Júpiter, pero también incluso en planetas en órbita a otras estrellas lejanas.
Las posibilidades de vida en otros mundos cada vez es mas aceptada por la comunidad científica, y la ciencia esta avanzando en la posibilidad de vida en planetas extremos, extremos para los seres humanos pero no para algunas bacterias que en millones de años podrían haber evolucionado, ¡ha dios sabe que!.

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