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| Mark Bathe. |
La principal función del ADN de las células es el transporte de información genética de una generación a la otra, algunos científicos también consideran que esa molécula estable y programable parece que resulta un material de construcción ideal para estructuras de tamaño nanométrico que podrían utilizarse para administrar medicamentos, actuar como biosensores, realizar la fotosíntesis artificial y otras aplicaciones especiales.
Hace poco tiempo se consideraba impensable tratar de construir estructuras de ADN en gran escala. Pero hace aproximadamente unos cinco años, Paul Rothemund, bioingeniero computacional del Caltech (Instituto Tecnológico de California), diseño una nueva estrategia de creación descrita como papiroflexia de ADN, y que comenzó consistiendo en la construcción de formas bidimensionales a partir de una hebra de ADN plegada sobre sí misma y siendo asegurada por pequeñas hebras actuando a modo de grapas.
Pocos años más tarde, el laboratorio de William Shih en la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, traspaso este concepto a tres dimensiones, haciendo que fuera posible el diseño de complejas estructuras que abrieron nuevas vías para el diseño biológico sintético a una escala nanométrica.
El obstáculo mas importante para estos diseños cada vez más intrincados ha sido la automatización del proceso de diseño del mismo.
Actualmente, un equipo en el MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts), dirigido por el ingeniero biológico Mark Bathe, ha creado un magnifico software que hace que sea más sencillo predecir la forma tridimensional que producirá una determinada plantilla de ADN. Aunque el software no automatiza por completo el proceso de diseño, sí hace más fácil para los diseñadores la tarea de crear estructuras tridimensionales complejas, en las que controlar la flexibilidad y, potencialmente, la estabilidad de su plegamiento.
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